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Costo de capital

Inflación, tasas de interés y costo de capital

Empiezo por declarar que el tema que abordo es complicado y, por consiguiente, difícil de comprender. Pero la persistente inflación mundial, combinada con las amenazas de las curas a esa inflación, provoquen una recesión no anticipada, me obligan a tratar este tema con pinzas.

Por una parte, parece claro que los paliativos a la inflación, no van a lograr conjurarla. Los bancos centrales del primer mundo, empiezan a considerar medidas mas drásticas a la insidiosa alza de precios. Pero, como un grupo de médicos ante un caso difícil, también evalúan si el tratamiento será más duro que el mal. Que un remedio duro, que nos salve, también nos provoque una larga y penosa recuperación. Otros, pensamos que el tratamiento, moderado o duro, no es la receta. 

De una forma u otra, la inflación y sus secuelas, no son “llamarada de capullo”. Mas bien, como dijimos antes, es como un derrame de petróleo, que se mueve en el océano y que aislarlo, extraerlo y limpiarlo, requerirá paciencia y cuidado. ¡Ah!, y que nadie se le acerque con una cerilla encendida, como un paro general o una huelga de impagos.

Volviendo a lo básico, la inflación se define mejor como un impuesto al dinero. Este gravamen que cercena parte del poder adquisitivo de la moneda, se refleja en aumentos de precios y con ello la reducción de las cosas que puedes adquirir para asegurar tu día a día. Así, una de las primeras víctimas de la inflación son los salarios y las pensiones. El asalariado y el pensionado viven de un monto de dinero, que ahora paga el impuesto nuevo de la inflación severa. Y no es que antes no había alguna inflación, sí que la había. Pero era poca y para los asalariados y algunos pensionados, era posible lograr una mejora en su cheque. 

Ahora los aumentos del costo de vida, requieren ajustes estructurales que no siempre es posible hacerlos a corto plazo. En el caso específico de los salarios, los ajustes de sueldo por inflación, acaban, corroborado por la experiencia, trasladándose a los precios y así, un espiral dañino e inútil. Los pensionados tienen muy poca posibilidad de cambiar los montos de sus pensiones y acaban reduciendo su calidad de vida. 



Pero la persistencia de la inflación, tiene efectos más perniciosos que un arranque temporal de sube y baja. Una situación prolongada hace que ese dinero, ahora gravado, busque un aumento en su propia demanda, y eso solo se puede a través del costo del propio dinero. O sea, tasas de interés mas elevadas, en lo que se cobra y lo que se paga. 

Las instituciones de crédito simple y llanamente, tratan de subir las tasas que cobran al deudor para resarcir el retorno que el impuesto inflacionario les causó. Pero también para hacer frente a las exigencias del ahorrista que quiere mejor tasa en su ahorro, para poder emparejar su vida. 

Pero aquí la cosa no es tan simple. Muchos acreedores no tienen como trasladar los aumentos de sus costos financieros a sus clientes. Y es muy posible que su propio volumen de negocios haya disminuido por la contracción de demanda causada por aumento de los precios de su producto. Así, los negocios tienen la vela ardiendo por las dos puntas, un aumento de costos por insumos, incluso el crédito y por la otra punta una reducción de sus ingresos. 

El resultado final es que, la valoración de esa empresa disminuirá, algo, poco o mucho. Y este “nuevo normal” se refleja en un entorno empresarial de más riesgo y, por ende, de sus costos de capital y las expectativas, ahora, menos favorables de la economía.

Por el lado de los ahorristas, inversionistas o simplemente capitalistas, la inflación los trata con mucha rudeza. Por una parte, tasas de interés, ahora más altas en el mercado, hace que los instrumentos que ya existen en el mercado y que tienen tasas que reflejan las condiciones anteriores del mercado, pierdan precio para emparejarse con los nuevos retornos. Eso si bien a corto plazo no afecta el flujo de los intereses que paga la inversión, afecta el valor de la misma. Aquí, las carteras que están estructuradas alrededor de instrumentos de tasas de interés fija sufren de primero. Pero, en la medida que el impuesto inflacionario persista, y Dios guarde, aumente, se provoca un deterioro en todo el mercado. 

Pero, esta realidad incomoda y, a veces fatal, no tiene que ser así. Hay maneras de torear la inflación y maneras de ayudar a empresas e inversionistas a preservar sus activos y minimizar sus riesgos.

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