Recientemente, la prensa nacional ha señalado, no sin aprehensión, la “pérdida” de 150 millones de dólares del Fondo de Ahorro de Panamá (FAP). Igualmente, economistas de la “academia”, han señalado las “pérdidas” en la cartera de inversiones de los fondos del SIACAP (Sistema de Ahorro y Capitalización de Pensiones de los Servidores Públicos) como síntomas de un sistema “fallido”.
Ambas apreciaciones y las consecuentes insinuaciones negativas derivan del generalizado escaso conocimiento sobre los riesgos y la dinámica de las carteras de inversión. Con este escrito, proporcionaré algunas ideas básicas sobre el manejo de carteras de inversión y repetiré los riesgos que enfrentan los títulos valores y las carteras, con el fin dejar sentado, que son y que no son, pérdidas en inversiones, ya sean estas privadas o estatales.
Primero que todo repasemos los riesgos más comunes que tienen las inversiones en títulos valores. Primero hay un “riesgo de crédito” o de “no pago”, o sea que la inversión sea un fracaso total o parcialmente y que el dinero invertido no se recupere. A este riesgo se asocia además de la solidez del emisor, la situación económica y política que puede afectar al emisor.
Otro riesgo común es el de liquidez o riesgo de redención, o sea que, en un momento determinado, la inversión no pueda convertirse en dinero. El primero de estos dos riesgos se mitiga o minimiza haciendo un análisis exhaustivo de la inversión o siguiendo guías de las calificadoras de riesgo sobre la inversión y el riesgo país. El segundo, invirtiendo en instrumentos que se cotizan en mercados abiertos, que le permite vender la inversión fácilmente si fuera necesario.
Pero los títulos valores tiene otros riesgos que varían con el día a día de los mercados y de la economía, el más conocido y elusivo es el llamado “riesgo de tasa” o “riesgo de mercado” que es el impacto que puede tener subidas o bajadas de las tasas del mercado, sobre el precio de un título cuya tasa de interés es fija o es diferente de la tasa de mercado. Un bono, que tiene una tasa de interés menor que la tasa que paga el mercado hoy, tendría un precio menor que su valor inicial. Al contrario, un bono que paga más que el mercado, debe poderse cotizar y vender por un precio mayor que el precio de adquisición.
Un aspecto muy importante en comprender la dinámica de las inversiones en valores es que los administradores profesionales idóneos no construyen carteras apilando valor sobre valor, sino que hacen un análisis integral de los riesgos y construyen carteras que traten de minimizar los riesgos en conjunto para optimizar el rendimiento. Así, las carteras tienen consistencia interna y los riesgos tienden a neutralizarse en toda la cartera.
A pesar de todos estos análisis, gestión dedicada y seguimiento, las carteras inevitablemente tienen fluctuaciones por las condiciones del mundo y las economías. De allí que el valor de mercado de cualquier cartera, en un momento determinado tendrá una apreciación o desvalorización dependiendo de las condiciones que las afectan. Hoy, las secuelas del COVID-19, la Guerra en Ucrania, la alta inflación mundial y la apreciación del dólar entre otros factores, afectan el valor de las carteras.
La guerra y las incertidumbres políticas afectan negativamente el riesgo de “crédito”, y los títulos pueden reflejar esa incertidumbre con menor precio. La inflación, donde todo cuesta más, incluso el dinero, hace que los títulos de renta fija se coticen por menos. Títulos emitidos en monedas como el euro y el yen reflejan una pérdida de valor respecto al dólar. Y por supuesto que el agregado de todos estos factores se reflejará en el valor de las carteras.
Pero aquí, el punto principal, esa desvalorización de las carteras no es una pérdida como lo interpreta la prensa y los académicos. Contable y financieramente esa disminución es una reducción del valor de la cartera de inversiones. Y esa cartera, bien puede variar positivamente en la medida que los factores que aumentan los riesgos cesan o disminuyan. Si la inflación se abate, las tasas de interés bajarán y el valor de los bonos debe recuperase. Si hay paz, los riesgos políticos y económicos se diluyen y el optimismo y el crecimiento impulsará los mercados. Además, las carteras profesionalmente administradas como el FAP y el SIACAP, son carteras activas y que constantemente buscan cambiar la relación riesgo retorno.
Y es aquí donde quiero hacer el punto más importante de este escrito. Pedidas hay y habrá si los administradores deciden liquidar los títulos que pierden. ¡Allí, no hay tutía! Pero mientras los tengan en la cartera, tendrán una pérdida de valor, que evidentemente se reflejará en el valor neto de la cartera, pero no es una pérdida liquidada. Tanto la cartera del FAP como las carteras del SIACAP tienen una historia de crecimiento positivo, y en esa perspectiva de medio plazo, ha habido otras altas y bajas. El chiste es ser consistente, disciplinado, racional y apegarse a las reglas prudénciales probadas.
Amén.
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